Petite Heure Minute «Dragon»: la primera obra nacida de la colaboración entre Jaquet Droz y John Howe
La Casa y el artista famoso por su dirección artística en El Señor de los Anillos presentan una creación con el animal mitológico como protagonista, realzado con la micropintura en dos series extremadamente limitadas.
¿Qué otro ser mitológico cruza continentes, trasciende culturas y religiones, desafía mitos y leyendas y se expande desde el Lejano Oriente hasta los Alpes, sobrevolando Babilonia? Ninguno. El dragón es mucho más que un animal mitológico. Es el que nunca existió y, sin embargo, siempre ha estado ahí. Desde el Big Bang hasta el fin de los tiempos, es el reflejo de la renovación perpetua, el mal y la redención.
Un hombre se ha convertido en uno de los mayores especialistas. John Howe, el ilustrador y diseñador artístico de las trilogías El señor de los anillos y El hobbit de Peter Jackson, es una leyenda de la fantasía. Ha dado forma al dragón en el imaginario colectivo y ha situado al animal mitológico en el contexto de su historia milenaria, para contar su riqueza pasada pero también sus múltiples dimensiones contemporáneas.
Jaquet Droz y John Howe revelaron los inicios de esta asociación única a finales de 2020. Por un lado, una Casa de Alta Relojería secular, maestra de los oficios artísticos, cuyas creaciones también han trascendido los siglos adaptándose a cada época. Por otro lado, un artista completo cuyos dibujos captan la esencia de su tiempo, un mensajero de los mitos y creencias que anidan en el corazón del alma desde hace miles de años.
El Petite Heure Minute «Dragon» es el fruto de esta unión. Jaquet Droz ofreció a John Howe la esfera abierta de su modelo con horas descentradas para que pudiese plasmar en ella su toque personal, su pluma, su inspiración. Sobre una esfera pintada en esmalte Grand Feu azul oscuro, un dragón despliega su cuerpo en el hueco de la caja de 41 mm, disponible en oro rojo o blanco.
John Howe, de 62 años, nacido en Canadá, pero residente en Neuchâtel desde hace 30 años, ha dibujado un dragón muy sobrio, que recupera la esencia de sus primeras representaciones. Se ha necesitado todo el talento de los oficios artísticos de Jaquet Droz para reproducir sus múltiples relieves, contornos y volúmenes: una verdadera escultura unidimensional, una obra pictórica monocromática que consigue, gracias a la finura de sus líneas, emerger de una esfera cuyos tonos dominantes comparte.
El dragón, cuya lengua roja contrasta con el resto del cuerpo, sostiene entre sus garras una perla luminosa, conocida como la Perla del Dragón. Tradicionalmente, poseerla estaba relacionado con la felicidad, la abundancia, la sabiduría o el conocimiento. En la simbología imperial china, se refiere a la sabiduría del emperador, a la perfección de su pensamiento. Esta es la esencia sagrada del dragón y su poder. Hoy, ilumina estas dos series extremadamente limitadas de 18 piezas equipadas con un movimiento automático. La atención a los detalles, que conserva el arte de maravillar tan apreciado por Jaquet Droz, se extiende a la masa oscilante de oro, meticulosamente grabada a mano para representar la cola del dragón cubierta con sus múltiples escamas.