Bird Repeater «300th Anniversary Edition»
una edición histórica que rinde homenaje a suiza, la cuna de la relojería
Disponible en ocho ejemplares para celebrar el 300.º aniversario del fundador Pierre Jaquet-Droz, el Bird Repeater, un autómata con repetición de minutos, encarna la esencia de la Casa. Su esfera en nácar blanco y ónix negro cuenta con apliques en oro rosa de 18 quilates. Numerosas animaciones de pájaros, huevos saliendo del cascarón y el río de fondo dan vida a esta creación Esta trama de intrincadas animaciones, completamente grabadas y pintadas a mano, destaca gracias a la repetición de minutos, una de las complicaciones más virtuosas de la Alta Relojería, alojada en el corazón de su caja de 47 mm de oro rosa de 18 quilates.
En 2012, Jaquet Droz revolucionó los relojes de pulsera con la creación de la colección Bird Repeater. Estas innovaciones de la Alta Relojería son la culminación de todos los oficios de los Ateliers d'Art de la firma en una sola pieza, combinando la estética tradicional de la relojería con su experiencia única en autómatas en un mismo movimiento. En resumen, este reloj representa la quintaesencia de Jaquet Droz y tres siglos de legado en una única creación decididamente contemporánea.
Para esta edición de aniversario, Jaquet Droz retoma el hilo de la naturaleza para animar sus autómatas. En el primer plano aparecen dos petirrojos, un macho y una hembra, como los que se pueden ver y oír por todos los valles suizos, conocidos por su canto y su cercanía al hombre. Al fondo, a la derecha, una granja, pero no una granja cualquiera: es una réplica de aquella en la que nació Pierre Jaquet-Droz hace exactamente 300 años. Este guiño histórico va acompañado de un valle verde y un río que lo atraviesa a la izquierda. De nuevo, no hay lugar a dudas: se trata de La Ronde, que rodea el valle de La Chaux-de-Fonds. También hay una flor de genciana en primer plano, cuyo grano de madera especialmente fino es utilizado por los relojeros para el pulido final de sus componentes. La planta también se utiliza por sus valores medicinales y bebidas alcohólicas que han contribuido al éxito de la región.
A ambos lados, encontramos todas las características naturales del paisaje de La Chaux-de-Fonds: frutos rojos y hojas de acebo, una mariposa azul que anuncia la llegada del verano y diversos animales escondidos en la escena. Finalmente, podemos ver una libélula, símbolo de fuerza y espíritu luchador, y un saltamontes, cuyo poderoso salto hacia adelante encarna la asunción de riesgos, la capacidad de aprovechar las oportunidades y proyectarse hacia adelante, tal y como lo hace hoy Jaquet Droz, que se apoya en tres siglos de herencia para avanzar en un siglo XXI construido sobre el arte y las maravillas.