Desde hace cerca de tres siglos, Jaquet Droz hace del tiempo una maravilla, en el que la excelencia y la creatividad se renuevan constantemente. A esta filosofía única, la Casa ha añadido la dimensión de la exclusividad a través de la personalización. En el siglo XVIII, los maestros relojeros de la familia Jaquet-Droz eran precursores de la decoración de lujo, dando trabajo a toda una generación de artesanos. Su éxito y su renombre se vieron incrementados tras introducir motivos pintados, esculpidos o grabados que decoraban las superficies esmaltadas de las cajas de los relojes y otras obras de arte: relojes de bolsillo, urnas decorativas, tabaqueras, e incluso jaulas para pájaros cantores. En la actualidad, la marca de las dos estrellas ofrece a una clientela exigente la posibilidad de personalizar a su gusto la esfera de su guardatiempo rindiendo homenaje a la tradición de los Ateliers d’Art Jaquet Droz.
Jaquet Droz le propone personalizar su reloj convirtiéndolo en una pieza única elaborada bajo pedido. La marca de las dos estrellas le invita a hacer el boceto de su propio guardatiempo, tomándose el tiempo necesario para colaborar con los artesanos de la Casa y descubrir nuestro savoir-faire. La validación final de la obra implica una serie de pasos. Será necesario elegir el diseño que servirá de tela de fondo para el modelo, así como los oficios artesanos que van a intervenir: esmaltado, pintura, escultura o grabado. En función de las técnicas utilizadas, la realización y ejecución de la obra puede tomar entre dos y seis meses de trabajo.
Los maestros en la fabricación de esferas juegan con la fineza de los polvos y la precisión de los hornos, y sólo ellos conocen la fórmula que da origen a estas piezas de color y textura absolutamente excepcionales. Una vez terminada, la pieza es inalterable, puesto que el esmalte resiste eternamente el paso del tiempo, conservando su belleza y su resplandor durante siglos. El esmalte Grand Feu ha sido la marca característica de los “guardatiempos” Jaquet Droz desde el siglo XVIII y se ha reinterpretado según los diferentes pedidos.
Jaquet Droz hace honor al arte de la pintura en el siglo XXI y perpetúa la tradición iniciada por su fundador, realizando algunas piezas de la colección con un decorado aún más minucioso… Para realizar cada una de estas pinturas únicas, el pintor necesita más de una semana de trabajo manual mirando a través de un microscopio.
Un esmaltado en el que se utilizan motivos decorativos (motivos o lentejuelas diminutas recortados en hojas en oro) que se aplican bajo el fundente translúcido del esmalte. Esta técnica, parte integrante del savoir-faire ancestral de Jaquet Droz, fue reconocida como un arte en el siglo XVIII.
Gracias a un patrimonio de savoir-faire artesanal que se ha preservado con celo, Jaquet Droz da vida nuevamente a un oficio ancestral a través de nuevas obras maestras del arte decorativo. En sus motivos modelados y esculpidos, que juegan con el relieve, la excelencia de Jaquet Droz se revela en motivos pintados o naturales, elaborados minuciosamente a mano, que aprovechan al máximo el espacio de la esfera mineral.
Pierre Jaquet-Droz siempre admiró y apreció particularmente los minerales. Rocas, cristales y minerales nos recuerdan que la naturaleza es una artista. Inspiran una emoción inimitable y permanente. Jaquet Droz captura el resplandor natural de las piedras y engalana sus esferas para personalizarlas. Luciendo estas materias, los relojes minerales son naturalmente únicos.
Londres, Ginebra, Estambul, La Meca, Moscú, Phoenix, México, Nueva York, Pekín, Tokio, Sídney, Azores... A cada ciudad corresponde una pulsación, una tensión, un instante. El modelo The Twelve Cities alberga un mecamismo de carga automatica, movimiento con el salto de horas e indicacion de zona horaria, en un disco que puede ser personalizado bajo demanda. Así, con sólo apretar el pulsador situado a las 2, las ciudades y su respectiva hora aparecen en las ventanas de la esfera.