Pocket Watch Automaton - Parrot Repeater :
La quintaesencia de un patrimonio en movimiento
Diez artesanos de Jaquet Droz se movilizaron durante casi un año para crear esta pieza única y excepcional: el reloj Pocket Watch Automaton - Parrot Repeater . Se trata de un trabajo sobresaliente que se basa en una estrecha coordinación entre los distintos Ateliers de La Chaux-de-Fonds, una obra realizada con tanta dedicación como orgullo y, sobre todo, con mucha pasión. Para Jaquet Droz, esta pieza representa la cumbre de su saber hacer. En cuanto estuvo terminada, pasó a formar parte de la colección de un cliente privado.
Desde un tourbillon esqueleto en caja de zafiro hasta un reloj de bolsillo único, quintaesencia de los oficios artísticos, los artesanos de Jaquet Droz encarnan a diario la filosofía de la marca: Disruptive Legacy. Abarca diferentes siglos, combinando o disociando tradición y modernidad a través de creaciones diseñadas tomando como referencia aquello que apasiona a sus coleccionistas. El nuevo reloj Pocket Watch Automaton - Parrot Repeater condensa todo este talento en una creación de alto nivel, un homenaje contemporáneo al legado naturalista de Jaquet Droz.
Alojado en una caja en oro rojo de 56 mm, su movimiento ofrece una repetición de minutos acoplada a un autómata que presenta 8 animaciones, que se accionan simultáneamente por el único movimiento del pestillo situado a las 9 horas. La escena cobra vida con el flujo de agua de la cascada del fondo, el movimiento de los dos papagayos ara adultos, el nacimiento de su cría y el alboroto de los polluelos. La escena, totalmente hecha a mano por los artesanos de Jaquet Droz, recurre a las técnicas más exigentes: micropintura, grabado, esmalte Grand Feu, todo en una caja completamente engastada y pintada a mano, tanto en la esfera como en el fondo, con un mecanismo de apertura secreto (y doblemente patentado) disimulado en el pendiente. La pieza presenta 1240 piedras engastadas a mano, entre ellas 486 esmeraldas, 727 zafiros y 16 rubíes.
Además del talento de los relojeros para crear y ensamblar esta repetición de minutos autómata, se contó con el trabajo de diez artesanos que se movilizaron durante casi un año para dar vida a las opciones estéticas definidas por el futuro propietario del reloj: tres engastadores, tres grabadores, dos esmaltadores, un experto en pintura de miniaturas y una persona responsable de terminar el trabajo y ajustar el mecanismo de apertura secreto de la caja. A aquellos que analicen con perspicacia la pieza les llamará la atención sobre todo el esmalte Grand Feu curvado y acanalado de la hoja que corona la tapa a mediodía; la inclinación de la superficie esmaltada resulta notablemente más difícil de crear que una superficie plana. El conjunto está adornado con una exuberante selva compuesta por rubíes, zafiros y esmeraldas engastados en lianas de oro. En el fondo de la caja se aprecia un papagayo ara pintado sobre un fondo esmaltado, que deja entrever una selva tropical salpicada de motivos en pan de oro.