Jaquet Droz presenta su obra maestra con una estética radicalmente innovadora en la que el tourbillon destaca dentro de una geometría rigurosa.
Su nuevo Grande Seconde Skelet-One Tourbillon traza un horizonte artístico más cercano a una pronunciada ruptura que a una fiel reproducción. Esta escultural, moderna y potente edición del emblemático Tourbillon Squelette se dirige a los conocedores.
El Grande Seconde Skelet-One Tourbillon hace gala de su rigor relojero y lleva al extremo el principio fundador del movimiento esqueleto: reducir los materiales al mínimo para lograr la mayor luminosidad y solidez posibles. La estructura esqueleto es totalmente inédita, y trabaja sobre la línea recta, el ángulo, la modernidad y la simetría perfecta. Esta estructura vanguardista es tan compleja como su movimiento tourbillon de alta precisión, y favorece la coherencia técnica y estética de la pieza. Los puentes están tratados en negro para darle un aspecto mate y potente. La jaula del tourbillon sigue la geometría del movimiento esqueleto, con una forma de cruz triple que se alinea perfectamente con sus puentes una vez por minuto.
Las manecillas, incluida la de los segundos fijada sobre la jaula del tourbillon, han sido rediseñadas para lucir más majestuosas y esbeltas. Están colocadas sobre dos esferas situadas en dos niveles diferentes. La primera, de zafiro, incluye el círculo horario de los segundos, las horas y los minutos, con índices de oro aplicados.
Esta coreografía aérea, totalmente transparente, presenta una segunda esfera de cuarzo ahumado suizo casi invisible pero no menos importante, cuyo juego de luces y transparencias ensalza la forma de ocho de la colección Grande Seconde a través del contraste y destaca la lectura de la hora. Jaquet Droz se abre a la posibilidad de conferir diferentes atmósferas a su creación multinivel jugando con el grado de transparencia de la esfera y el reflector, desde el ahumado ligero hasta la opacidad total.
La platina, el soporte del modelo, se ha reinterpretado por completo con tres objetivos: distribuir las fuerzas del interior del movimiento, garantizar su perfecta solidez y dejar pasar toda la luz posible. Se aloja en una caja de oro rosa de 41 mm con una amplia apertura que permite apreciar el movimiento íntegramente. Este revela una estética que Jaquet Droz ha cuidado hasta el más mínimo detalle, prestando especial atención al acabado de los puentes y los tornillos. La masa oscilante esqueleto de oro rosa de 18 quilates, visible en el fondo pero casi invisible en la esfera, proporciona al Skelet-One Tourbillon una reserva de marcha de 7 días.
“Some watches tell time. Some tell a story”