Una complicación excepcional, obra maestra de la relojería de precisión, el segundero muerto aparece en el Siglo de las Luces, cuando Pierre Jaquet-Droz recorría Europa para presentar sus relojes a los monarcas y a las Cortes de un continente en plena ebullición intelectual. La técnica del segundero muerto es una aguja que se desplaza no de forma lineal, sino al ritmo de un salto por segundo, permitiendo así medidas de una gran precisión que darán luego nacimiento al cronógrafo.
Olvidada, esta maravilla relojera vuelve a la vida gracias a Jaquet Droz que nunca ha dejado de explorar los capítulos más hermosos de su historia, presentando nuevos modelos destinados a un público de conocedores y aficionados. Al elegir aplicar esta técnica histórica al Grande Seconde, uno de los modelos emblemáticos, la Marca sigue siendo fiel a su identidad profunda: respeto por la tradición, el gusto por sobrepasar los límites, la maestría en la realización – y también el sentido de la reinvención.
Así pues, para este nuevo modelo, el rostro del Grande Seconde ha sido sutilmente transformado por los diseñadores de la Marca de las dos estrellas. Históricamente descentrada, la aguja de los segundos se integra en el corazón de la esfera, mientras que el calendario retrógrado, que indica la fecha del día, ocupa el espacio que se le atribuye tradicionalmente en este modelo. Este Grande Seconde Deadbeat se reconoce inmediatamente a pesar de ser diferente, familiar y sorprendente, con un juego de agujas y números «saltantes» que hipnotiza.
Con este nuevo reloj, Jaquet Droz tiene la ocasión de presentar una doble prestación tecnológica. Los artesanos de La Chaux-de-Fonds utilizaron, tras una primera vez en 2014 en el Grande Seconde Quantième Ivory Enamel, la tecnología del espiral en silicio, material insensible a los campos magnéticos, a las variaciones de temperatura y de presión y garantizando una medida del tiempo excepcionalmente fina. Para permitir la cohabitación del segundero muerto, calendario y módulo hora minuto, se creó un nuevo calibre con patente pendiente.
En cuanto a los componentes mecánicos, fueron elaborados gracias a la pericia en procedimientos de nanotecnología del Swatch Group (en particular, el procedimiento LIGA), que permitieron fabricar piezas de una extrema precisión. Por último, la elección de una cama de 10 dientes y no de 30, utilizada por lo general en un segundero muerto, así como la optimización de la geometría del áncora permiten que el salto del segundero muerto sea un espectáculo en el que el refinamiento estético rivaliza con el prodigio técnico.
Los amantes de relojería de alta precisión no podrán resistir al encanto de este Grande Seconde Deadbeat.