Por primera vez, Jaquet Droz celebra el Año Nuevo chino con seis piezas únicas, que se pueden ensamblar por parejas y que representan artísticamente los atributos simbólicos del Tigre.
Más exclusivas, más excepcionales, más valiosas. Tres características que describen los tres dúos que Jaquet Droz dedica al Año Nuevo chino y al Tigre que lo representa. En cada una de estas composiciones, el mítico animal se presenta siguiendo un perfil, un arte y un simbolismo diferentes, expresando la quintaesencia de los Ateliers d'Art de la marca, así como su historia íntima: desde hace más de dos siglos, la marca es conocida por sus relojes a dúo. Se crearon en especial para el Imperio chino, donde Jaquet Droz es, desde 1774, una de las más importantes marcas relojeras suizas con representación local (600 piezas vendidas en 10 años, muchas de ellas al propio emperador.
Hace unas semanas, una subasta confirmó el valor patrimonial de estos dúos, que fueron vendidos por cinco veces su estimación inicial. Estas dos piezas proceden del mismo lote que las destinadas al emperador de China hace 250 años.
En el primer conjunto, dos piezas encarnan el emblemático savoir-faire de Jaquet Droz: el arte de los autómatas. Un tigre se enrolla sobre sí mismo en las refinadas curvas de la esfera horaria de ónix con aureola en oro, sobre una vasta extensión de agua representada en ópalo en la que retoza una carpa. En la primera pieza, el tigre dormita sobre un lecho de hojas y parece querer tocar con el extremo de su zarpa la carpa que lo rodea. En la segunda, el tigre está en pie y al acecho, no de la carpa, con la que vive en armonía, sino de su entorno, de una presa para la que es uno de sus depredadores más temidos.
Estas dos escenas naturalistas, al más puro estilo Jaquet Droz, se exhiben sobre una esfera de ópalo australiano, cuyo nombre procede de la palabra sánscrita «úpalah», que significa «piedra preciosa». Además, es una de las piedras más difíciles de trabajar con la extrema delicadeza que requiere una esfera móvil, donde se aplican los motivos en oro del Tigre y su entorno.
El siguiente conjunto ofrece dos cajas diferentes, en oro rosa y en oro blanco. Esta última luce un engaste integral con 143 diamantes talla baguette. Sobre el mismo fondo de ópalo australiano, este Relief Petite Heure Minute de 41 mm representa las dos caras del Tigre: poder y protección, el doble símbolo de su valor y su virtud.
En cada pieza, el Tigre se muestra de frente: fuerte, poderoso, imponente. Su pelaje parece desvanecerse en los reflejos del ópalo, una ilusión óptica de gran delicadeza artística que por sí sola requiere un mes de trabajo. La masa oscilante de oro de cada movimiento está adornada con un inserto de ópalo y grabada con un tigre rugiendo, expresando así la dualidad que complementa al sereno tigre de la esfera.
El último dúo de piezas es el que más contrastes presenta, el más enigmático. En el corazón de las mismas cajas (41 mm, oro blanco engastado u oro rosa, esfera horaria de ónix), descubrimos dos interpretaciones complementarias del Tigre. Este se ve reflejado en el mismo fondo de esmalte Grand Feu «Heure Bleue», ese momento fugaz en el que el cielo se adorna con un degradado de azules que toma prestado tanto la claridad diurna como el negro opaco nocturno. Por un lado, un tigre de oro blanco delicadamente tallado, al acecho, en su atávica postura de caza. Por el otro lado, en contraste, el felino de oro rojo yace sereno. Combinando grabado y microescultura, oro y esmalte, Jaquet Droz ha conseguido crear una representación hiperrealista del tigre y su reflejo. En lo que respecta al movimiento, una masa oscilante de oro y ónix revela un tigre soñoliento sobre hojas.
“Some watches tell time. Some tell a story”