Una invitación a adentrarse en el mundo encantador de Jaquet Droz y descubrir toda la magia del Tiempo, a través de extraordinarias creaciones que combinan diseño, materiales y savoir-faire con la increíble delicadeza de la mecánica relojera.
Es la historia de un auténtico genio visionario, Pierre Jaquet-Droz, y de su universo inspirado en la naturaleza, que se perpetúa gracias al deseo de conservar cuidadosamente el espíritu de audacia, estética y excelencia que permite continuar escribiendo una historia inimitable en el universo del lujo y de la Alta Relojería.
Llevar un reloj Jaquet Droz no solo implica encarnar esa historia, sino también narrar otra historia, la historia de cada uno de los guardatiempos de excepción, dotados de mecanismos miniaturizados y ensamblados minuciosamente para dar vida a esferas colmadas de poesía.
Pero la historia que nos interesa es la de sus emociones…
Llevar un reloj Jaquet Droz no solo implica encarnar esa historia, sino también narrar otra historia, la historia de cada uno de los guardatiempos de excepción, dotados de mecanismos miniaturizados y ensamblados minuciosamente para dar vida a esferas colmadas de poesía.
Pero la historia que nos interesa es la de sus emociones…
Ha llegado la hora de celebrar
Rendimos un homenaje a la audacia relojera, la estética vanguardista, el espíritu de innovación y la cultura de excelencia, valores profundamente arraigados en la identidad de la marca Jaquet Droz desde su creación, para transmitir, día tras día, emoción y poesía infinita.
Para este aniversario, 280 años, lo más natural es destacar el primer modelo icónico que creara el genio fundador de la Casa, Pierre Jaquet-Droz, un hombre animado por una pasión que le llevó a desarrollar cada día su creatividad.
La estrella de esta celebración es evidentemente la colección de Grande Seconde «Tribute», presentando por primera vez un modelo exclusivo en oro amarillo, limitado a 88 ejemplares, cada uno de los cuales ostenta un número de serie individual esmaltado en rojo en la esfera.
Para este aniversario, 280 años, lo más natural es destacar el primer modelo icónico que creara el genio fundador de la Casa, Pierre Jaquet-Droz, un hombre animado por una pasión que le llevó a desarrollar cada día su creatividad.
La estrella de esta celebración es evidentemente la colección de Grande Seconde «Tribute», presentando por primera vez un modelo exclusivo en oro amarillo, limitado a 88 ejemplares, cada uno de los cuales ostenta un número de serie individual esmaltado en rojo en la esfera.
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Jaquet Droz siempre ha sabido conjugar innovación y seducción, por tanto los componentes en silicio, uno de los materiales más buscados por la industria relojera por su alta resistencia y sus propiedades antimagnéticas, se combinan con componentes en oro amarillo, símbolo de refinamiento superior.
El Grande Seconde «Tribute» es el digno heredero de la tradición de la Casa, con sus códigos característicos, como la esfera esmalte Grand Feu marfil, guilloché hecho a mano y las dos estrellas grabadas que simbolizan el patrimonio intemporal del fundador de la marca y de su hijo.
Esta obra maestra de savoir-faire encarna la eterna poesía que caracteriza el arte del tiempo, que realza cada momento.
El Grande Seconde «Tribute» es el digno heredero de la tradición de la Casa, con sus códigos característicos, como la esfera esmalte Grand Feu marfil, guilloché hecho a mano y las dos estrellas grabadas que simbolizan el patrimonio intemporal del fundador de la marca y de su hijo.
Esta obra maestra de savoir-faire encarna la eterna poesía que caracteriza el arte del tiempo, que realza cada momento.
Grande Seconde Tribute
Epopeya familiar
la revelación
1721
La Chaux-de-Fonds
Suiza
Pierre Jaquet-Droz nació en 1721 en la granja de Sur le Pont. Su genuino interés por la relojería y la precisión mecánica fue un legado de sus ancestros.
De 1738 a 1747, se dedicó por completo a su trabajo de relojería. Realizó una serie de relojes de pie, equipados con movimientos cada vez más sofisticados, muy superiores a los que se fabricaban entonces, los cuales llamaron inmediatamente la atención de una clientela acomodada y exigente.
De 1738 a 1747, se dedicó por completo a su trabajo de relojería. Realizó una serie de relojes de pie, equipados con movimientos cada vez más sofisticados, muy superiores a los que se fabricaban entonces, los cuales llamaron inmediatamente la atención de una clientela acomodada y exigente.
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Autómatas
Excepción mecánica
la conquista
1758
-1775
-1775
L’Europe
En 1758, Pierre Jaquet-Droz tuvo la oportunidad de presentar sus obras ante el Rey Fernando VI de España y tuvo un éxito rotundo. El monarca y la Corte se quedaron pasmados ante el péndulo que sonaba a pedido sin que fuese necesario manipularlo.
En 1775, los primeros autómatas androides (The Writer, The Draughtsman y The Musician) partieron de La Chaux-de-Fonds hacia París, en donde fueron presentados ante el Rey Luis XVI y la Reina María Antonieta, y luego hacia las principales cortes europeas, pasando por Londres, Holanda y Flandes, llegando incluso a Rusia.
En 1775, los primeros autómatas androides (The Writer, The Draughtsman y The Musician) partieron de La Chaux-de-Fonds hacia París, en donde fueron presentados ante el Rey Luis XVI y la Reina María Antonieta, y luego hacia las principales cortes europeas, pasando por Londres, Holanda y Flandes, llegando incluso a Rusia.
Autómatas
Excepción mecánica
el reconocimiento
1774
De Occidente a Oriente
En 1774, Pierre Jaquet-Droz abrió un taller en Londres, ciudad de industria y comercio por excelencia, y encargó la dirección del establecimiento a su hijo Henri-Louis y a Jean-Frédéric Leschot, encargado especialmente de las relaciones con la Casa Cox, cuyos agentes en Cantón abrieron las puertas del mercado en Extremo Oriente y asumieron la representación de la marca en China, India y Japón.
La cultura de los savoir-faire ancestrales
La filosofía de lo inimitable
Arriba: Parrot Repeater Pocket Watch
Derecha: Grande Seconde Off-Centered Cuprite
La filosofía de lo inimitable
Desde hace cerca de tres siglos, Jaquet Droz hace del tiempo una maravilla, en la que la excelencia y la creatividad se renuevan constantemente.
En el siglo XVIII, los maestros relojeros de la familia Jaquet-Droz eran precursores de la decoración de lujo, dando trabajo a toda una generación de artesanos.
Su éxito y su renombre se vieron incrementados tras introducir motivos pintados, esculpidos o grabados que decoraban las superficies esmaltadas de las cajas de los relojes y otras obras de arte: relojes de bolsillo, urnas, tabaqueras, e incluso jaulas para pájaros cantores.
A esta filosofía de lo inimitable, la Casa ha añadido la dimensión de la exclusividad, ofreciendo a una clientela exigente la posibilidad de personalizar a su gusto la esfera de su guardatiempo y perpetuando el tributo a la tradición de los Ateliers d’Art Jaquet Droz.
Llevar un reloj Jaquet Droz implica encarnar esa historia que perpetua el trabajo inimitable de los creadores, artesanos y relojeros de la Casa.
Descubre MasEn el siglo XVIII, los maestros relojeros de la familia Jaquet-Droz eran precursores de la decoración de lujo, dando trabajo a toda una generación de artesanos.
Su éxito y su renombre se vieron incrementados tras introducir motivos pintados, esculpidos o grabados que decoraban las superficies esmaltadas de las cajas de los relojes y otras obras de arte: relojes de bolsillo, urnas, tabaqueras, e incluso jaulas para pájaros cantores.
A esta filosofía de lo inimitable, la Casa ha añadido la dimensión de la exclusividad, ofreciendo a una clientela exigente la posibilidad de personalizar a su gusto la esfera de su guardatiempo y perpetuando el tributo a la tradición de los Ateliers d’Art Jaquet Droz.
Llevar un reloj Jaquet Droz implica encarnar esa historia que perpetua el trabajo inimitable de los creadores, artesanos y relojeros de la Casa.