Progresión intermedia del proyecto de patrocinio con la asociación Automates et Merveilles.
Con la voluntad de apoyar un proyecto histórico de carácter regional, la Marca de las dos estrellas acompaña a la asociación Automates & Merveilles en la restauración y recuperación del péndulo Pierre Jaquet-Droz, adquirido en 1984 por el Museo de Relojería del Locle. Este majestuoso guardatiempo, una de las principales obras del patrimonio relojero de Neuchâtel que Napoleón habría ofrecido a una princesa de Wurtemberg, se presenta en un gabinete en caoba con elementos decorativos del Primer Imperio, en bronce y coronado por una jaula que alberga un autómata de pájaro cantor. En una perspectiva de restauración funcional del péndulo y perfeccionamiento de los conocimientos técnicos e históricos, los talleres del Museo de Relojería del Locle y el Museo internacional de relojería de La Chaux-de-Fonds combinan sus esfuerzos para revisar completamente los mecanismos y otros artesanos cualificados restauran el pájaro, renuevan el gabinete y doran los apliques. Después de dos años de trabajo de reconstitución, la obra será presentada en 2018. La culminación de esta segunda etapa representa una oportunidad ideal para hacer un inventario y comunicar las observaciones de los expertos.
Corazón de esta obra inestimable, el movimiento relojero dotado de grandes complicaciones y que ostenta en la platina en latón la firma «Pierre Jaquet-Droz à La Chaux-de- Fonds» ha sido completamente desmontado para su estudio y limpieza, mientras que sus diversos elementos (doble caracol, gargantas, escape con rueda de encuentro, barriletes, tambores, etc.) han sido controlados y ajustados. La cuadratura de la sonería también fue analizada para ser ajustada mecánicamente. Además, los artesanos hicieron un ensamblado de ensayo del movimiento para observar su funcionamiento. Este trabajo largo y minucioso requirió la experiencia de los mejores especialistas: Gérard Vouga, del Museo de Relojería del Locle, y Aurélie Branchini y Masaki Kanasawa, del Museo internacional de relojería de La Chaux-de-Fonds. Presente desde la creación de Jaquet-Droz, el pájaro era objeto de fascinación y admiración durante el siglo XVIII, Siglo de las Luces y época del apogeo del naturalismo. El canario que domina en este reloj, auténtico fruto de la obra de Pierre Jaquet-Droz, es un umbral único de la historia de la Marca de las dos estrellas. En el marco del proyecto, Pierre-André Grimm le ha dado un toque moderno respetando su plumaje original. En cuanto a las alas, un análisis del espaciado reveló la ausencia de movilidad a este nivel, a diferencia del pico restaurado, la cola y la garganta del espécimen. El canto prodigioso del pájaro que se activaba a pedido o automáticamente, cada hora, demuestra la gran complicación de este reloj. El repertorio de seis melodías es producido por una serinette con cilindro de picos. La serinette, un prodigio mecánico dotado de flautas que utilizan aire para producir sonidos, aligeró el trabajo de adiestramiento que hacían las mujeres con los ancestros de los canarios al canto. Ahora, tras 75 horas de estudio del movimiento de la serinette y un trabajo interminable de medidas, control y reensamblaje por parte de Walter Dahler, la serinette está restaurada. La reconstrucción de las cadenas de cuatro eslabones idénticas a las originales de los motores de la serinette y del péndulo fue confiada a la división de relojería del Centre Interrégional de Formation des Montagnes Neuchâteloises (CIFOM), bajo la responsabilidad de Sylvain Varone, para una primera fase de recortadura, análisis de resistencia y ensayo de metales. Por ahora, las estampas han sido realizadas y los componentes han sido encargados para la tornillería, última etapa antes del reensamblaje.
En la parte exterior, la calidad de los bronces ornamentales dorados fue confirmada por Olivier Bauermeister, pero su diferencia de época y colores también plantearon nuevas interrogantes. En este momento, el análisis respalda la hipótesis de una restauración intermedia: a los bronces típicos del Imperio (esfinge, victorias, los bustos con tocado egipcio, cadenas de cuentas, lira, etc.) se añaden elementos de estilo Restauration. La teoría fue confirmada con el estudio del gabinete, gran enigma de esta investigación histórico-artística, que requirió una datación más precisa. En una primera etapa, el dendrocronólogo Patrick Gassmann estudió los anillos de crecimiento del gabinete interior, en madera local, para concluir que la construcción de la caja coincide con el primer periodo de actividad de Pierre Jaquet-Droz. Sin embargo, el misterio de los agujeros y los pequeños clavos presentes en el soporte permanecía intacto: ¿por qué el péndulo estaba alojado en dos gabinetes? El centro de la imagen médica aportó una primera respuesta, las radiografías revelaron la presencia de puntas metálicas, adiciones dispares y tres capas de madera. Estas incongruencias evidentes fueron confirmadas por Christian Schouwey, ebanista: clavijas de mala calidad, tornillos y pequeñas columnas en madera de caoba maciza añadidas, grosor variable del chapado y «retallado» de algunos elementos... La conclusión se hizo evidente: si la base del movimiento y el primer chapado son una obra auténtica de la época de Pierre Jaquet-Droz, ¡el segundo chapado se debe a un hábil anticuario de finales del siglo XIX! Más que limitarse a colocar el movimiento en un gabinete cualquiera, el anticuario capitalizó un gran valor, el nombre de Jaquet-Droz y el gabinete «Retour d’Égypte», y llegó al punto de crear una leyenda imperial en torno al reloj. Lo que ayer fue una reconstrucción de una extraordinaria coherencia, hoy en día es un precioso testimonio del prestigio y la lucidez de Pierre Jaquet-Droz.
A través del patrocinio de Jaquet Droz, esta restauración de larga duración ha puesto de relieve una página esencial de la historia de la Marca y de la relojería. Construyendo este puente entre el pasado y el presente, Jaquet Droz confirma su compromiso con la formación de los artesanos del mañana y la protección del patrimonio regional. Para abordar las cuestiones pendientes, los agujeros de origen desconocido en el gabinete, las plumas utilizadas para el pájaro primitivo, es preciso señalar que tres siglos después, las creaciones de Jaquet-Droz continúan intrigando y fascinando a los apasionados de relojería por su carácter técnico y su valor emocional.
“Some watches tell time, some tell a story”